La usabilidad de una página web es un atributo que evalúa la facilidad de uso de la misma. La usabilidad da una medida de cómo de eficiente y satisfactoriamente un usuario puede interactuar con la página web. Este atributo debería aplicarse a todos los elementos de la web: menús de navegación, formularios, imágenes, links, contenidos, videos, botones, CTA’s, etc.
Además del concepto de usabilidad, existen otros dos conceptos con una estrecha relación que son interfaz de usuario y experiencia de usuario.
La interfaz de usuario es el espacio en el que los clientes o visitantes interactúan con la página web. La experiencia de usuario se refiere a la calidad de la interacción entre los usuarios y el sitio web, y es un concepto introducido por Don Norman y Jackob Nielsen. Estos tres conceptos están íntimamente relacionados y juntos determinan la satisfacción del usuario al utilizar la página web. Una interfaz de usuario diseñada correctamente, supone una mayor facilidad de uso del producto lo que en última instancia suele proporcionar una mejor experiencia al usuario.
La usabilidad es un atributo que sirve para medir la calidad de un producto, pero no sirve de mucho si no se tiene en cuenta la utilidad del producto, que es otro atributo fundamental.
La utilidad hace referencia a la funcionalidad del sitio web. Es decir ¿la página web hace lo que el usuario espera que haga?. La página web debería resolver completamente la necesidad que el usuario está buscando satisfacer. Esta necesidad puede ser encontrar una información, comprar un producto, contactar con una empresa, contratar un servicio, entretenimiento, utilizar un aplicación web, etc.
Estos dos factores conjuntamente pueden utilizarse para medir la calidad, y los dos son igualmente importantes. De nada sirve que una página web o producto sea muy fácil de utilizar si en última instancia no hace aquello que el usuario espera. Y de nada sirve tampoco que el producto haga exactamente lo que espera el usuario, si es demasiado complicado de utilizar y el usuario no sabe cómo hacerlo.
Una web o un producto de calidad podría definirse como aquel que hace exactamente lo que el usuario necesita y además es fácil de usar.
Existen 5 factores o componentes para evaluar la usabilidad de una página web.
Facilidad para aprender: ¿cómo de fácil es, para un usuario que llega o utiliza el producto por primera vez, realizar o completar las tareas básicas?
Eficiencia: Una vez que el usuario ha aprendido, ¿cómo de rápida y eficientemente puede completar estas tareas?
Facilidad para recordar: Cuando un usuario vuelve al sitio web después de un tiempo sin usarlo, ¿cómo de rápido vuelve a sentirse cómodo con el mismo y a usarlo de forma eficiente?
Probabilidad de error: cuando un usuario está usando el sitio web o producto ¿es fácil que el usuario cometa errores?. Y en caso afirmativo ¿cómo de graves son estos errores, o cuanto perjuicio le suponen al usuario?
Satisfacción: ¿cómo de agradable le resulta al usuario utilizar o interactuar con el diseño?
Existe una norma UNE-EN ISO 9241-11:2018 Ergonomía de la interacción hombre-sistema. Parte 11: Usabilidad, en la que se establecen los estándares para que pueda evaluarse la usabilidad de una página web.
La usabilidad puede ser entendida como la «eficacia, eficiencia y satisfacción con la que un usuario logra un objetivo específico en un entorno particular». Esto puede traducirse en lo fácil que son las interfaces de entender y operar por el usuario de la web.
Aspectos como garantizar que el contenido se presenta de una manera clara y concisa, que los elementos más importantes de la web sean fácilmente accesibles, que estén situados allí dónde el usuario espera encontrarlos, y que la interacción fluya de manera agradable mejoran la usabilidad.
Una buena usabilidad debería en realidad pasar desapercibida.
En un mundo global como el nuestro el usuario tiene a su disposición muchas alternativas. Si una página web no es fácil de entender, el usuario buscará otra opción. Si en la web de la empresa no se explica de forma clara los servicios, condiciones e información importante que el usuario espera encontrar, el cliente buscará la página de la competencia. Si el usuario está buscando un producto, pero no es capaz de encontrarlo en la web, o no es capaz de configurar el pedido que necesita (talla, color, material, etc.), o no entiende las condiciones de envío, o no es capaz de completar el pago, buscará la tienda de la competencia.
Si en lugar de una web, es un software para gestionar procesos de la empresa, o una aplicación, la usabilidad es una cuestión de eficiencia y productividad. Facilitar un proceso para que los empleados completen una tarea en menos tiempo, y con menor probabilidad de errores, es una inversión que puede resultar muy rentable.
Antes de lanzar cualquier nuevo proyecto deberían tenerse en cuenta los componentes de usabilidad indicados más arriba, para empezar con buen pie. Pero además, cualquier proyecto que ya esté funcionando debería dedicar una parte de sus recursos a mejorar la usabilidad (y utilidad) del mismo, porque como ya se ha visto, es una manera de mejorar la conversión, aumentar las ventas, conseguir más registros de usuarios, llegar a más clientes potenciales, mejorar la eficiencia o productividad, y todo ello sin necesidad de invertir esfuerzos en captar un mayor volumen de tráfico.
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